Antes de comenzar quiero dar las GRACIAS a un “PAPA ANÓNIMO”. Os explicaré:

Hace unos días en la web zonarookie, se hablaba de la Liga cadete dónde el equipo de mi Club juega. Un Papá anónimo, hizo una evaluación paralela a la redacción de la web.

Me sentí halagado por aquellas palabras de un señor que ve el baloncesto de forma objetiva, no pudo definir mejor la Liga y los problemas de los Clubes de Baleares. Y desde aquí le invito a que si le pica el gusanillo de entrenar o colaborar con algún Club, venga a mi casa.

Aquellas palabras me encantaron (Ays! El ego, ¿eh?), pero pasado el “subidón” del momento, me empezó a entrar el miedo, miedo a la responsabilidad, aquella que te arde muy dentro…soy el culpable de todo lo que mis jugadores hacen, mal o bien, yo, nadie más.

Abro paréntesis:

Mi Club es de los que llaman modestos. Afirmación que viene, tan sólo porque no estamos en los campeonatos de España, sin tener en cuenta el daño que se hace al definir como “pequeño».

Pon un jugador en tu vida

Este año hará 3 que comencé un trabajo individual muy personalizado con uno de los chicos (la idea viene de los NBA´s, ellos se buscan un entrenador personal, al cual acompañan toda su carrera, y con quien trabajan cada vez que tienen tiempo, y por supuesto en los parones vacacionales, aquí en España, uno de los visionarios, mi Maestro, comenzó este trabajo y me animó a hacerlo), os daré el mismo consejo que él me dio:

Búscate un chaval que te despierte algo en tu interior, ofrécete a él, sedúcelo, y crea un vínculo de complicidad con él, es cómo enseñar a montar en bici a un niño, poco a poco lo vas soltando.

Es el trabajo más emocionante, y motivador que puedes realizar.

Es duro, tendrás que estudiar cómo es, que le gusta, que hace bien, que le falta, tendrás que usar tu imaginación pues pasarás muchas horas con él  a solas, entrenando. Tendrás que madrugar, o acostarte tarde para adaptar horarios, buscaras horas dónde no las hay, tendrás que animarlo cuando la situación lo requiera, parar las prisas de todo el entorno, atender a su físico para no exigirle cosas que aún no puede hacer. “Pararle los pies” –qué difícil, cuando sabes que su talento es superior al de los demás-, tendrás que aprender a tratarlo a solas y en equipo…Es complicado, pero es tu responsabilidad, y es un trabajo totalmente altruista, pues sabes que un día irá sólo con su bicicleta.

Hasta ese día disfruta, el camino es lo que te dará la felicidad, luego ya verás hasta dónde llega “tu chico”, depende de muchos factores, y muchos externos, así que disfruta junto a él.

Siempre hay esperanzas, piensa en Dirk Nowiztki, Holger Geschwindner –su entrenador personal y tutor- siguió a su lado en su etapa NBA.

ENTRENADOR: Pon un jugador en tu vida, TE HARÁ SABER LO QUE ES LA FELICIDAD.